Me ha interesado, del texto de presentación la XII Conversación, el párrafo que presenta las dos lógicas entre las que sucede un psicoanálisis. La ilusión de unicidad del sujeto contemporáneo y la inmanencia de la práctica del psicoanálisis.
Una primera impresión situa ambas lógicas en un mismo plano, aquel en el que no hay elemento exterior que explique, garantice o determine a ninguna de ellas.
Sin embargo, el término ilusión calificando la unicidad se explica si consideramos esta bajo la forma de lo que J.-A. Miller ha denominado un equivalente del cogito al nivel del decir[1]. No es suficiente pensar para ser, al modo de pienso luego soy, hay que decirlo. Este paso al decir se muestra en que, en particular, todo lo relativo al sexo, haya de ser inscrito en el registro del derecho y también en la especie de purificación del lenguaje que ha de regir las costumbres y comportamientos. Que esto conlleve la exigencia, el imperativo, de que ninguna respuesta contradiga ese dicho, no anula el hecho de que se indica así un lugar del Otro, reducido al asentimiento. Planteo considerar este punto como la forma que toma la transferencia en la actualidad. Aquí la espera la inmanencia de la práctica analítica, que se basa en el lugar vacío, libre de a priori, que hace aparecer el analista y donde se inscriben los decires del sujeto. Oportunidad para renovar la interpretación.
Luis Alba.Psicoanalista, Miembro de la ELP y de la AMP.
[1] Cf. Zuliani, É. “Argument de Éric Zuliani”, 52 Journées de l’ECF, 19-20 novembre 2022.