El diagnóstico como lectura
Atiendo al teléfono a una psicóloga escolar que me llama para hablar de un paciente adolescente que llevo viendo desde hace muy poco. Me dice literalmente y con certeza: “Joan es un TEA y un TOC”.
Escucho esto con sorpresa. Tanto que me lleva a preguntarme acerca del sentido de la llamada. Esta profesional utiliza las categorías del DSM5 para encontrar un idioma en común conmigo y lo utiliza como una defensa, ante la que se parapeta. Con el paso de las entrevistas con el adolescente se me hace imposible corroborar el diagnóstico de esta profesional.
Esto es un ejemplo claro de que vivimos en una sociedad colonizada por el DSM.
Lo curioso es que según nos cuenta Eva Illouz1, en sus orígenes, este Manual, se creó para permitir a las compañías aseguradoras poder establecer criterios “objetivos” para reembolsar gastos a sus clientes.
En la actualidad, esta taxonomía2 es utilizada como “diagnóstico”.
Cuando se dice «es TDAH», «es TEA», o «es TLP», se reduce al sujeto a un rótulo que no da cuenta de su historia, sus deseos, ni su modo propio de estar en el mundo. El diagnóstico tal como lo propone el discurso médico y neurocientífico contemporáneo se construye en ausencia del sujeto y va más allá, ya que da consistencia a la propia identidad.
Ante este empuje al nominalismo, ¿cómo pensar el diagnóstico en psicoanálisis?
Miller3 habla de la tensión entre la clase y el ejemplar, que no es otra cosa que la tensión entre lo universal y lo singular. En ese sentido el psicoanálisis se diferencia claramente de la psicología y de la psiquiatría actuales.
Esta diferencia pasa por la creencia en lo inconsciente y esto tiene consecuencias en la definición del síntoma. Con Freud, el síntoma no es posible clasificar porque lo que se juega es su sentido para un sujeto determinado. Se busca descifrarlo, sin embargo, esto supuso lo que Miller4 llamó “inflar de sentido al síntoma”.
De lo que se trata con Lacan es de “leer el síntoma”, esto es, pasar del mucho sentido al nudo borromeo, es decir: “privar al síntoma de sentido”, pasando “de la escucha del sentido a la lectura del fuera de sentido”5.
Y luego Miller señala: “La interpretación como saber leer apunta a reducir el síntoma a su fórmula inicial, o sea, al encuentro material de un significante y del cuerpo, al choque puro del lenguaje sobre el cuerpo”6.
De lo que se trata en definitiva es la solución singular que el sujeto ha construido frente a la no relación sexual. En lugar de buscar ajustar al sujeto a una norma, se trata de acompañarlo en su invención, en su modo de estar en el mundo.
Mario Izcovich. Psicoanalista. Miembro de la ELP y de la AMP.
Notas:
- Illouz, Eva. Intimidades congeladas, las emociones en el capitalismo. Katz editores. Madrid. 2007.
- Según la RAE: “Ciencia que trata de los principios, métodos y fines de la clasificación. Se aplica en particular, dentro de la biología, para la ordenación jerarquizada y sistemática, con sus nombres, de los grupos de animales y de vegetales”.
- Miller, Jacques – Alain. El ruiseñor de Lacan en Del Edipo a la sexuación. A.A.V.V. Paidós. Buenos Aires. 2001.
- Miller Jacques-Alain. Leer un síntoma. Presentación del Congreso de la NLS (abril 2011) https://elp.org.es/leer-un-sintoma-jacques-alain/
- Ibid
- Ibid
Bibliografía
Miller, Jacques – Alain. La firma de los síntomas. Revista El Psicoanálisis Nº 44 septiembre 2024.