Producir el “cierre del síntoma” bajo transferencia.
¿Qué es un diagnóstico bajo transferencia? Tomando las palabras del argumento, se trata de “un diagnóstico que no apunte a la inclusión del sujeto en una categoría, sino a cernir el modo en el que el sujeto inventa su propia solución frente al sexo”[1]. Se trata, pues, de situar de entrada qué solución singular intentó el sujeto ante el impasse de la ausencia de relación sexual y de qué manera falló. Un diagnóstico así solo puede darse en la relación transferencial con un analista, que accede a situarse en el lugar de semblante del objeto.
Freud descubrió que, a diferencia del síntoma en el discurso médico, el síntoma psicoanalítico habla en el cuerpo. Lacan retomó el legado freudiano y mostró que la incidencia del significante en el cuerpo va más allá de las palabras. Se trata de una escritura marcada por un imposible de decir. Solo bajo transferencia podrá hacerse resonar lo que late en los dichos del sujeto, a partir de la distancia que se hará manifiesta entre enunciado y enunciación.
Para Freud, en el tratamiento se trataba de crear una neurosis de transferencia, que recrearía, en la relación con el analista, la neurosis del sujeto, “una neurosis de transferencia, de la que puede ser curado en virtud del trabajo terapéutico”[2].
En “C.S.T.” Miller lee de qué manera sucede esta operación. En la relación transferencial, la participación del analista acogiendo la demanda del sujeto que consulta, es lo que permite el “cierre del síntoma”[3]. El cierre consiste en que el analista se agrega al síntoma, completándolo bajo transferencia. Esta operación produce, como consecuencia, la apertura del sujeto al deseo del Otro, su histerización. El síntoma analítico queda así constituido. Ya no se trata de un síntoma desconocido o ajeno al sujeto, sino de un síntoma en el que se ha producido una formalización metafórica. Un síntoma que ha cristalizado a partir del significante de la transferencia.
Por tanto, el diagnóstico bajo transferencia está en estrecha relación con la producción del síntoma analítico. Este da cuenta de los significantes que han marcado el cuerpo del sujeto y que han promovido su modo singular de gozar. No sin los tipos clínicos, que son el telón de fondo en el que se despliega el síntoma analítico en su singularidad, confirmando o confrontando lo que se podría idealmente esperar. Pero, sobre todo, poniendo de relieve la singularidad del síntoma analítico de cada sujeto, del síntoma producido bajo transferencia.
Silvia Grases. Psicoanalista en Barcelona, miembro de la ECF y la AMP.
[1] Texto de presentación de la XIII Conversación Clínica Antena Clínica Bilbao, disponible en: https://conversacionantenaclinicabilbao.com/texto-de-presentacion-xiii/
[2] S. Freud (1914), “Recordar, repetir y reelaborar”, O.C. Tomo XII, Amorrortu editores, Buenos Aires 1986, p. 156.
[3] J.-A. Miller, “C.S.T.”, La conversación clínica, Buenos Aires, Grama, 2020, p. 25