“[…] Lacan no lo sabe, él no comprende, se hace repetir, explicar… […] La asistencia espera el diagnóstico […] no hay para Lacan sentencia más irremediable que esta: «¡Pero él es normal!». Así, incluso cuando el cuadro clínico se revela sin ambigüedad, y cuando puede formularse un diagnóstico en los términos más clásicos, algo del sentido queda en suspenso. […] el desciframiento es enigmático a su vez, y exige ser descifrado. ¿Y quizás nada pueda hacerlo mejor, si es verdad que no hay metalenguaje, que el enigma mismo?”.
Miller, Jacques-Alain y otros. Los inclasificables de la clínica psicoanalítica. Paidós, Buenos Aires, 1999, p.419.