“Transferencia e interpretación, hoy”
Al inicio nos preguntamos si habría alguna posible articulación de las Conversaciones Clínicas, aquí en Bilbao; la anterior llevó por título Sueños, delirios, fantasías y en ella se anunciaba la singularidad del trabajo del inconsciente.
“Transferencia e interpretación, hoy” es un título que nos invita a dar un paso más, ya que pone el acento del lado del analista. ¿Cómo se produce un inconsciente en la experiencia de un análisis?
Transferencia e interpretación son dos términos que han ido transformándose desde el primer Freud hasta el último Lacan y aún siguen abriendo interrogaciones, teniendo en cuenta que el psicoanálisis es la experiencia de una práctica.
Nuestra actualidad nos empuja a un doble esfuerzo en tanto que el sujeto contemporáneo está más bien desamarrado y no tan sujetado, se presenta sostenido en la ilusión de su unicidad. Y, por otra parte, la experiencia psicoanalítica enseña lo que tiene de inmanente la práctica del psicoanálisis, eso que J.-A. Miller ha llamado “clínica bajo transferencia”[1]. Entre estas dos lógicas sucede un psicoanálisis.
Freud descubrió tempranamente en su práctica el fenómeno de la transferencia que, aún siendo condición necesaria para el funcionamiento del tratamiento, también puede convertirse en un obstáculo que podría llevar a la interrupción de la cura. En cuanto a la interpretación, Freud indicó que su función era la de hacer surgir lo olvidado a partir de las huellas localizadas y de un esfuerzo de construcción, ambas cuestiones en directa relación con el acto del analista.
La transferencia en la enseñanza de Lacan constituye uno de los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Para Lacan hay tres lecturas posibles sobre la transferencia, según los tres registros con los que construye la teoría: real, simbólico e imaginario. Una lectura imaginaria situada en relación con el amor, otra simbólica inscripta en la palabra y un tipo de transferencia que remite al goce, a lo real del trauma.
Lacan definió la transferencia como lo “más opaco” [2] de una experiencia de análisis, en tanto que no alcanzaba a dar cuenta de lo real. Este impasse lo llevó a plantear una nueva forma de amor vinculada al saber, que apunta al objeto a, un lugar vacío[3]. Un salto clínico-epistémico que impuso transformar la transferencia simbólica en real, hacer que el sentido tome consistencia de objeto a. En la Proposición del 67 [4] Lacan señala, entonces, la exigencia de enlazar el S1 a un S2 bajo la promesa de un saber. Así, el Sujeto Supuesto saber en relación con el objeto a van en la dirección deproducir el encuentro con lo real.
¿Y la interpretación? Funciona como un partenaire de la transferencia, es la que en sus diversas formas hace aparecer el sin sentido, lo no dicho, lo que causa. Desde el comienzo se trató de una práctica de la significación, de dar sentido al enigma que plantean los síntomas. De hecho, es una de las posibilidades de poner en forma la demanda de análisis y que una entrada en análisis tenga lugar; esta se produce cuando el sufrimiento subjetivo se dirige hacia un saber que se supone le dará sentido, modo en que queda articulado, en una experiencia de análisis: el Sujeto Supuesto saber y el síntoma.
Para el psicoanálisis de orientación lacaniana la interpretación se orienta por la relación del sujeto a lo real. Hoy algunas demandas enseñan la sutileza de una operación clínica, para que haya un acceso al inconsciente se trata de producir un corte en la articulación infinita del S1-S2 que produzca un S1 solo, que permita la entrada al goce. No se trata ya de ¿qué quiere decir eso?, sino de leer las primeras marcas sobre el cuerpo del ser hablante.
Sin embargo, Miller en 1996 afirmaba que “La edad de la interpretación ha quedado atrás nuestro.”[5] ¿Esto quiere decir que ya no hay más interpretación? De ninguna manera, lo que quiere decir es que estano se ordena con el sentido del síntoma. La “última enseñanza” aporta nuevas claves, la interpretación se dirige a lo cifrado de un goce, al mensaje cifrado contenido en el fantasma, o en el uso de un síntoma.
Esthela Solano[6] esclarece esta cuestión al ofrecernos una precisión conceptual «“Interpretar, escandir, puntuar, cortar” deben considerarse en su distinción, lo que no excluye cierta continuidad». Consideración fundamental a la hora de plantear la intervención del analista en la actualidad. También señala allí que, en cada momento de la enseñanza de Lacan las perspectivas de cada uno de estos términos son diferentes. La cuestión de la interpretación en la primera enseñanza se aborda «a partir de los efectos de la puntuación en el discurso, que varían el efecto de sentido”. Y otra cosa muy distinta es «cuando Lacan orienta el psicoanálisis hacia lo real y se pregunta cómo operar a partir de los efectos de sentido, no sólo de los efectos de verdad del mensaje del síntoma, sino de sus efectos de goce”.
La época actual imprime al psicoanálisis una clínica que Miller calificó por sus variaciones de goce[7]. Hoyapuntar al síntoma es volver sobre los significantes que amarraron el goce, para aislarlos y no disgregar la cadena significante. Una operatoria clínica que se centra -al mismo tiempo- en el cuerpo por su valor pulsional.
La propuesta de trabajo para esta nueva Conversación Clínica implica otro desafío más, el “hoy” colocado al final del título interroga y provoca nuevas preguntas, a la vez que orienta el trabajo. Los casos clínicos y las elaboraciones teóricas permitirán poner a prueba estos puntos de partida.
Esther González, Patricia Heffes, Débora Nitzcaner
[1] Laurent, Eric. “Una extravagancia dirigida”, Intervención hacia el XIV Congreso de la AMP: https://psicoanalisislacaniano.com/2024/02/06/elaurent-una-extravagancia-dirigida-20240206/
[2]Lacan, Jacques. El Seminario, libro 8. La Transferencia. Paidós, Buenos Aires, 2003, p.12
[3]Lacan Jaques. El Seminario, libro 10. La angustia. Paidós, Buenos Aires, 1992, p. 121.
[4] Lacan, Jaques. ¨Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela¨. Otros Escritos. Paidós, Buenos Aires, 2012.
[5] Miller, Jacques- Alain. “La interpretación al Revés”. ¡Entonces Shhh!. Eolia, Buenos Aires, 1996.
[6] Solano-Suarez, Estela. “L’interprétation a- sémantique”: https://journees.causefreudienne.org/linterpretation-a-semantique/
[7] Miller, Jacques Alain y otros. Las Psicosis ordinarias. Paidós, Buenos Aires, 2003, p.202.