Fotografía de Man Ray de la poeta Mina Loy, en 1920, luciendo un termómetro como pendiente.
EL TERMÓMETRO FEMENINO
Diderot en su ensayo filosófico Sur les femmes de 1772 escribe “No basta con hablar de las mujeres, ni siquiera con hablar bien de ellas, Monsieur Thomas, es preciso que me las enseñe. Colóquelas ante mis ojos, como todos esos termómetros que registran las mínimas variaciones de la moral y las costumbres”. (Terry, 2021, pág. 51)
En 1754 se anuncia, como invento imaginario, el termómetro femenino de Thornton que tiene el objetivo de medir la temperatura exacta de las pasiones de las mujeres, desde una Impudicia desenfrenada hasta la Modestia inviolable. Según Thornton las variaciones “eran exactamente proporcional a la altura por la que se llevaran el corsé y las enaguas” (Terry , 2021, pág. 35). El termómetro no funcionaba con los hombres porque no registraban ningún grado intermedio entre la Modestia y la Impudicia. En las mujeres, por el contrario, los movimientos constantes y delicados del termómetro se confundían con la sensibilidad e impredecibilidad femeninas (Terry , 2021, pág. 41)
El termómetro femenino, La invención de lo inquietante en la cultura moderna, recopila una serie de ensayos en los que Terry Castle explora el surgimiento de lo “inquietante” en la imaginación moderna. Para la autora la guía fundamental la encuentra en Lo siniestro de S. Freud con quien dice compartir lo que llama la “hipótesis tácitamente freudiana” de que el s. XVIII inventó lo inquietante, una nueva experiencia humana de extrañeza y angustia, precisamente en la época de las iluminaciones racionalistas.
Freud ubica lo siniestro próximo “a lo espantable, angustiante, espeluznante” buscando discernir “en lo angustioso algo que además es siniestro” (Freud, 1919, pág. 2484) y que afecta a algo familiar que se torna extraño, a algo que debiendo haber quedado oculto, se ha manifestado.
Dirá que con frecuencia hombres neuróticos declaran que los genitales femeninos, “puerta de entrada a la vieja morada (Heim) … el lugar en el cual cada uno de nosotros estuvo alojado alguna vez, la primera vez”…” son para ellos “un tanto siniestros” (Freud, 1919, pág. 2500)
En Lo Siniestro Freud, si bien no postula lo femenino como tema fundamentalmente relacionado con la emergencia de la experiencia siniestra, deja entrever, por ejemplo en su análisis del cuento de Hoffmann, la interrogación por lo Unheimlich de lo femenino, enigmático y angustioso.
Lo siniestro es para Lacan el “eslabón indispensable para abordar la cuestión de la angustia” (Lacan, 2006, pág. 52) y se produce cuando en ese lugar caracterizado por la ausencia aparece una “presencia que en lo visible sólo se ve como una ausencia pero que no obstante, organiza la visibilidad, es el objeto a como real” cuya traducción subjetiva es la angustia.
Del Seminario 10 al Seminario 20 Aún, pasará del objeto a al no-todo. Frente a la dificultad de localizar lo femenino recurre a una lógica distinta a la binaria del significante, la lógica fálica. La sexualidad femenina en el campo del goce no cae toda bajo el significante fálico, forjando así su vínculo con lo real. “la mujer es mucho más real y mucho más verdadera que el hombre” (Lacan , 2006, pág. 208) deviene el Otro sexo para ambos sexos. Otra para sí misma, encarna la alteridad.
En ocasiones lo femenino, en su vínculo con lo real, en su topología de borde, puede inquietantemente desbordarse.
¡Qué osadía querer encerrarlo en un termómetro!
Gabriela Galarraga
Analista Miembro de la ELP y de la AMP
Psicoanalista en Barcelona y Almería
Bibliografía
Freud, S. (1919). Lo siniestro . Bs. As. : Paidós .
Lacan , J. (2006). Seminario 10 La Angustia. Argentina : Paidós.
Terry , C. (2021). El termómetro femenino . España: El paseo.
Gabriela Galarraga es psicoanalista en Barcelona. AME de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.