“Las formaciones delirantes de los enfermos me aparecen como unos equivalentes de las construcciones que nosotros edificamos en los tratamientos analíticos, unos intentos de explicar y de restaurar, que, es cierto, bajo las condiciones de la psicosis sólo pueden conducir a que el fragmento de realidad objetiva que uno desmiente en el presente sea sustituido por otro fragmento que, de igual modo, uno había desmentido en la temprana prehistoria. Tarea de una indagación en detalle será poner en descubierto los vínculos íntimos entre el material de la desmentida presente y la represión de aquel tiempo. Así como nuestra construcción produce su efecto por restituir un fragmento de biografía {Lebengeschichte, «historia objetiva de vida»} del pasado, así también el delirio debe su fuerza de convicción a la parte de verdad histórico-vivencial que pone en el lugar de la realidad rechazada. De tal suerte, también al delirio se aplicará el aserto que yo hace tiempo he declarado exclusivamente para la histeria, a saber, que el enfermo padece por sus reminiscencias. Tampoco en aquella época esa breve fórmula pretendía poner en tela de juicio la complicada causación de la enfermedad, ni excluir el efecto de tantísimos otros factores.
Si uno toma a la humanidad como un todo y la pone en lugar del individuo humano aislado, halla que también ella ha desarrollado formaciones delirantes inasequibles a la crítica lógica y que contradicen la realidad efectiva. Si, no obstante, han podido exteriorizar un poder tan extraordinario sobre los hombres, la indagación lleva a la misma conclusión que en el caso del individuo: deben su poder a su peso de verdad histórico-vivencial, que ellas han recogido de la represión de épocas primordiales olvidadas”
Freud, S. (1937). Construcciones en el análisis. Obras completas Volumen XXIII. Amorrortu Editores.