Cita 2

“En los trabajos «científicos» sobre el sueño, que, no obstante desautorizar la interpretación de los sueños, han recibido del psicoanálisis un nuevo impulso, se encuentra, una y otra vez, un harto ocioso cuidado por la fiel conservación del texto del sueño, que supuestamente debería preservarse de las desfiguraciones y desgastes de las horas que siguen al despertar. Y aun muchos psicoanalistas no parecen servirse con la suficiente consecuencia de su intelección sobre las condiciones de la formación del sueño: ordenan al analizado fijar por escrito cada sueño enseguida de despertar. Semejante regla es superflua en la terapia; y los enfermos suelen valerse del precepto para turbar su dormir y desplegar gran celo allí donde no puede ser útil. Es que, si de ese modo uno ha rescatado laboriosamente el texto de un sueño que de lo contrario se perdería en el olvido, puede convencerse con suma facilidad de que así no se ha conseguido nada para el enfermo. No sobrevienen las ocurrencias sobre el texto, y el efecto es el mismo que si el sueño hubiera quedado sin preservarse.  

Es cierto que el médico se ha enterado en un caso de algo que en el otro se le habría escapado. Pero no es lo mismo que sepa algo el médico o que lo sepa el paciente; el significado de este distingo para la técnica del psicoanálisis deberá ser apreciado por nosotros en algún otro momento.  

Por último, mencionaré aún un tipo particular de sueños que, por sus condiciones, sólo pueden presentarse en una cura psicoanalítica, y que acaso extrañen o despisten al principiante. Son los llamados «sueños confirmatorios» que vienen a la zaga del análisis, fáciles de interpretar y cuya traducción no arroja más que aquello que la cura había inferido del material de las ocurrencias diurnas en las últimas sesiones. Parece como si el paciente hubiera tenido la amabilidad de brindar en forma onírica eso mismo que inmediatamente antes se le «sugirió».  

Sin embargo, al analista con más práctica le resultará difícil suponer tales amabilidades en su paciente; recoge esos sueños como unas deseadas corroboraciones, y comprueba que sólo se observan bajo determinadas condiciones de influjo por la cura. La gran mayoría de los sueños se anticipan a la cura, de suerte que de ellos, deducido todo lo ya consabido y entendido, se obtiene una referencia más o menos clara a algo que hasta entonces permanecía escondido”. (p.90, 91) 

Freud, S. (1911). El uso de la interpretación de los sueños en el psicoanálisis. Obras completas Volumen XII. Amorrortu Editores. 

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