A propósito de las críticas a la «neurosis de angustia» Sigmund Freud
Freud responde a las críticas vertidas por L. Lowenfeld, conocido psiquiatra de Munich, en relación a la doctrina sobre la neurosis de angustia. La tesis establecida hasta el momento por Freud apuntaba en la dirección de que la angustia era el producto de una tensión sexual física, somática, no procesada psíquicamente: “Yo he puesto de relieve que lo esencial para entender la neurosis de angustia es que en ella la angustia no admite una derivación psíquica”. La angustia corresponde a una tensión sexual somática desviada de lo psíquico, que de lo contrario habría cobrado vigencia como líbido. Ahora bien, en contra de la hipótesis freudiana Lowenfeld destaca otro tipo de causas, terror o accidentes que vuelven improbable la cooperación de influjos sexuales.
Esta crítica es aprovechada por Freud para tratar de acercarse a las causas específicas de la angustia y, más concretamente, a lo que llama “la ecuación etiológica”, es decir, a las complejas relaciones existentes entre las diferentes clases de causas que contribuyen a la génesis de una neurosis de angustia y que la diferencian de las que rigen para la neurastenia.
Entre las razones etiológicas Freud destaca que si bien “existen motivos poseedores de eficiencia etiológica, tienen que actuar con cierta intensidad (o cantidad) y durante más de cierto lapso para ejercer su efecto, vale decir, tienen que sumarse”. Es decir, que no basta con que esté presente el factor etiológico específico sino que tiene que alcanzarse también cierta medida de él, cierta cantidad, cierto umbral; un quantum de excitación física. Es una causación por sumación. Por otro lado, el autor destaca el papel de la herencia, que había dejado de lado, para incorporarlo a las constelaciones etiológicas complejas a partir de la noción de la “ecuación etiológica” y estableciendo los siguientes conceptos en relación a la causa: Condición, causa específica, causa concurrente y causa desencadenante. Se trata de factores etiológicos susceptibles de alteración cuantitativa, de acrecentamiento o disminución.
Para concluir, Freud va a destacar algunos de los vínculos recíprocos que existen entre los diferentes factores etiológicos:
- Lo cuantitativo. La necesidad del factor cuantitativo: “Todo cuanto pueda mantener a ese factor por debajo de cierto valor de umbral, o pueda retraerlo hasta allí, posee eficiencia terapéutica, pues hace que la ecuación etiológica no se cumpla”.
- Lo hereditario. El alcance al que una neurosis pueda llegar depende en primera instancia del factor hereditario. La herencia opera como multiplicador.
- Lo sexual. Finalmente, la forma que cobra la neurosis la determina con exclusividad el factor etiológico que proviene de la vida sexual.
Freud advierte a sus lectores, en particular al psiquiatra de Munich, sobre la falacia de tomar como causa aquello que no es más que un mero antecedente en el tiempo: “Después de esto, entonces a causa de esto” (post hoc, ergo propter hoc).
Freud, S. (1895). A propósito de las críticas a la «neurosis de angustia». Obras Completas. Vol.III. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
Cosme Sánchez