Destello de Francesc Vila

La angustia no engaña, pero se disfraza.

¡Qué lejos quedan expresiones como embarazo, turbación o dolor vital! Hoy en día la lengua funcional de la ciencia es el vehículo comunicativo preferido entre los individuos y su salud. Todos entienden, todo se entiende, cuando se dice que una epidemia de angustia y depresión asola a la ciudadanía descontenta con un sistema de salud que no los protege suficiente. Los cuerpos biopolíticos han sido absorbidos por las mediciones parametrizadas. Pero el dolor resiste. A menudo solo se le ofrece anestesia.

A finales de los años 50 Donald Klein y la escuela de Saint Louis –los neo-kraepelinianos americanos de la diáspora de la ego psichology– promueven investigaciones clínicas “Freud´s-free”. Es el deseo de los nuevos psiquiatras, ser homologados, ser médicos como los otros. Experimentan con objetos apropiados para la psiquiatría moderna que rechaza el concepto de pulsión de muerte. La imipramina y las benzodiacepinas son buenos objetos.

Lacan vive su prisa. Firma la instancia de la letra con un tu t’y es mis un peu tard. Y su reconquista del Campo Freudiano prosigue con el Seminario de 1958-59 bajo el título El deseo y su interpretación. La precipitación está entre el objeto real de la angustia y su interpretación. Klein y sus colegas tratan la angustia con buenas ordenes y sedación. Lacan con la introducción de un concepto insólito, el deseo del analista.

En el Seminario X usa la angustia como la brújula ante el desamparo del cuerpo, la detumescencia del órgano en la posición masculina, el dolor por la perdida amorosa para la posición femenina.

Patrick Radden Keefe ganó el premio Orwell de no ficción política 2019 con Say nothing. Unrelatosobre el goce sangriento del conflicto sectario de Irlanda del Norte. Muestra como el Reino Unido no respetó los derechos de la minoría católica. El año pasado publicó Empire of pain. The secret history of the Sackler dinasty. Nada que ver con el imperio de los sentidos.

OxyContin es el significante clave de la investigación. Esta sustancia opioide, post Valium, escenifica décadas de dolor y muerte en América. O la banalidad de las evaluaciones de los estudios de la industria farmacéutica donde los hermanos Sackler fueron pioneros. Las cifras de fallecidos por sobredosis, por alteraciones del orden y la seguridad ciudadana, por efectos secundarios y complicaciones somáticas, por cronicidades varias… son incontables. Están fuera del imaginario ordinario. Y su saldo cínico es colosal, la adicción depende de la suerte genética. La prescripción correcta la suele evitar.

Las llamadas fibromialgias hallan su patria en esta investigación. El Lacan del seminario de la angustia considera, como Kierkegaard, que la angustia afecta más fácilmente a la mujer. Del lado hombre la angustia se asocia al desfallecimiento fálico. Del lado mujer el deseo del Otro afecta directamente el cuerpo. La posición femenina no está protegida por el objeto.

En el capítulo El templo de la avaricia Keeferelata por extenso la historia de Nan Goldin. Habla de su basta obra fotográfica sobre el mundo beatnik, sobre la desaparición de la generación sida o sobre las múltiples perdidas de amor en la precariedad global. Capta bien como la mirada de sus personajes la acompaña.  

El 2014 está en Berlín y sufre una tendinitis grave en la muñeca izquierda. Un médico le receta OxyContin. No solo le reduce el dolor de la muñeca, también la ansiedad y el malestar. Su cuerpo se torna leve. Goldin piensa que el medicamento es un cojín entre ella y el mundo.

Entra en una espiral de consumo, lo habitual. El miedo a la abstinencia la horroriza. No hay palabras para plasmar la angustia mental y la física. Todo el cuerpo hierve con un dolor agudo e incandescente. Es como si le arrancasen la piel.

Durante ese periodo pintó un cuadro de un joven de aspecto miserable, con una camiseta verde sin mangas. Con lo brazos supurando ulceras y heridas. Lo título Withdrawall/Quicksand –Abstinencia-Arena movediza-.

Sostener la pregunta por el deseo del Otro la precipitó, de vuelta, en la negación que envolvió el suicidio adolescente de su hermana mayor. Una intimidad cruda e incómoda como la que plasma su mirada fotográfica.

Nan Goldin en el 2018 abandera la lucha del arte contra los opiáceos y el patronazgo de las farmacéuticas en los museos. 

Francesc Vilà es psicoanalista en Barcelona, AME de la ELP y de la AMP

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