Palomera, Vicente. (2018). Neo-angustia psicótica. Freudiana nº 84. La interpretación poética.
Palomera se adentra en este artículo en la investigación sobre las formas de nombrar lo real en la clínica de la psicosis. Comienza su artículo planteando la relación al Otro y al cuerpo en Joyce y en Schreber para introducir la temática de la angustia en el sujeto psicótico. Plantea, apoyándose en los desarrollos que Jacques-Alain Miller propone, de un lado a la neurosis como resultado de la inmersión del Uno en la esfera del Otro, esto es, habiendo una relación con el Otro y, por otro lado, la psicosis como algo destinado a tener una relación con el Otro pero estando inmerso en el Uno. Así, en la psicosis, la relación con el Otro es maltratada por el Uno, hecho del que da cuenta la alucinación verbal. Palomera situará que la injuria en la psicosis es una muestra de que el significante aparece como el Uno-solo, anulándose su vocación de estar siempre en relación con otro significante.
Así, en la psicosis el sujeto ataca el lazo con el Otro defendiéndose de él, de lo que resulta que el sujeto se encuentre inevitablemente confrontado al agujero en el Otro, una coyuntura en la que se precipita la angustia en la psicosis.
Erige a la angustia esquizofrénica como el verdadero paradigma de la angustia en la psicosis, dado que, a diferencia del paranoico, el esquizófrenico no dispone del recurso significante al delirio para reducir la perplejidad desencadenada frente al agujero.
En su exposición, Palomera sitúa dos formas diferentes de la función de la angustia en la psicosis.
De un parte, para el esquizofrénico, cuando el agujero en el Otro subsiste como agujero sinsentido, la angustia toma una forma desasosegante. Aquí, la angustia está relacionada directamente con el goce que retorna erráticamente en el cuerpo. Es la señal del corte hecho por la pulsión en el cuerpo. Esta angustia emerge en el sujeto otorgándole la impresión de quedar reducido a ser solo una masa corporal separada de su imagen y siente, o bien no tener su cuerpo, o bien que su cuerpo no le pertenece. El sujeto siente que no tiene identidad. Esta es una forma de angustia que produce un desasosiego hipocondríaco que no resulta ser nada útil para el sujeto, en la medida en que no le permite localizarse.
Por otra parte, puede encontrarse el valor benéfico de la angustia que actúa como señal y advierte al sujeto esquizofrénico del riesgo de ser abolido. No se trata desde luego de la angustia como señal ante la pregunta sobre el deseo como tal, sino una angustia como señal de la escisión del goce por el lenguaje, que surge cuando la división del sujeto aparece en lo real. Son pacientes que pueden experimentar lo que son como sujetos en un estado lúcido, separado de lo que son como cuerpos. A esta fórmula la califica como neo-angustia psicótica, una angustia valiosa que empuja al sujeto al trabajo de su psicosis. Esta angustia es un afecto beneficioso, en la medida en que marca la doble separación del significante desencadenado en lo real y del goce fracturado en pedazos erráticos, situados fuera del cuerpo, en el agujero en lo simbólico.
Concluye destacando que únicamente la forma de angustia que nombra como neo-angustia, puede llevar al sujeto esquizofrénico a una nueva elaboración de saber, con la posibilidad de mantener su lucidez y gozar de sus invenciones.
Bárbara Gallastegui